Un wafer bañado de chocolate… un sonido chocolatoso. Un break infantil, sea porque es divertido o por la textura suave del wafer que recuerda la facilidad de nuestra niñez (me refiero a las menores responsabilidades y la mayor cantidad de horas de juego).
Me encanta Cua-Cua, aunque no suelo comprarlo con frecuencia. Cuando tengo la oportunidad de reencontrarme con Cua-Cua me recuerda lo divertido que puede ser comer un wafer.
La pregunta es cómo se llama el pato que aparece en el empaque, Cua-Cua? no sé. Me queda la duda porque hace poco tiempo sacaron una extensión de marca caracterizada por ser “Radikal”. Ahí hay otro pato pero que es más adolescente. Sinceramente, el comercial era extraño con unos chicos que tenían tanta hambre que hasta se comerían un toro, eran perseguidos por un toro (ahí estaba lo radikal) y terminaban diciendo que mejor un Cua-Cua Radikal.
Sin embargo, me gustó la idea. Qué tienen en común un niño y un adolescente… mucho. Ambos quieren ser adultos (el adolescente con mayor razón) y sin embargo tienen ese lado travieso y divertido que los lleva a comer cosas dulces.
Cuál es el insight de Cua-Cua, me imagino la campaña dirigida a los Kidults (adultos con comportamientos infantiles) que trabajan y se compran un Cua-Cua para terminar jugando en la oficina. Como decía su antiguo eslogan “sabor que descua-cuadra”, descuadra y saca el lado más infantil, el del entretenimiento y el juego.
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