Desde que cielo cambió de empaque me ha llamado la atención la primera impresión que tuve de la botella. En un panel y un afiche de verás se ve elegante y sofisticado. Dicho sea de paso, según Jurgen Klaric, CEO de Mindcode, el diseño minimalista es sinónimo de caro y hasta cierto punto le creo. ¿Han visto esos almuerzos ejecutivos y comidas gourmet caracterizadas por lo pequeño de la porción cual signo ortográfico perdido en la inmensidad del plato?
En lógica, la doble negación es lo mismo. Un agua con menos en el empaque, pero con menos soporte en el punto de venta pues se contrarresta y no agrega valor a la marca, no como se quisiera.
En la calle que esta llena de colores y abundancias el agua cielo me pareció más que minimalista peligrosamente comoditizada. Llevada a su extremo funcional y conservado como valor único ser… solo agua.
Esto es por supuesto solo una opinión pero vale la pena considerar cuán diferente puede ser el resultado si no es coherente el producto con el canal. Cielo es una de las aguas de mayor share en parte gracias a la distribución y aunque este cambio no disminuye su propuesta de valor, diría que lo deja borroso.
Por otro lado, me encanta el diseño, me encanta la simplicidad porque es un lienzo para construir mensajes más amplios, más emotivos quien sabe.
Me imagino que la persona que les hizo el diseño a la botella Cielo debe haber sido la misma que hizo el diseño de su gaseosa amarilla Oro. Si se fijan guarda el mismo estilo solo que cuidaron de dejar un fondo que hiciera suficiente (tal vez demasiado) contraste. Es imposible no ver a Oro en el supermercado. Sin embargo por mucho que me llame la atención, eso no implica que vaya a comprar el producto.
Me gusta el diseño de Oro, me llena los ojos y atrapa mi sentido arácnido… pero yo tomo una gaseosa oscura.
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